En 1919 en Weimar, Alemania, se fundó el instituto Bauhaus, que buscaba fusionar al arte y a la ingeniería, pues ambas podían complementarse y, por ende, beneficiarse. De esa manera, la Bauhaus (como se conoce comúnmente) representó una revolución en el arte y el diseño.
Dado el carácter innovador del instituto, en 1923 apareció el antecedente de lo que se convertiría en la asignatura de fotografía; fue un taller que estuvo a cargo de Lázlo Moholy-Nagy, quien enseñó técnicas como el fotomontaje, el montaje lumínico, la foto escultura y el collage. La asignatura, propiamente, surgió hasta 1929, dada la demanda hacia al taller del profesor Moholy-Nagy, y aportó a grandes fotógrafos como Walter Peterhans, Ellen Auerbach, Lucia Moholy, Otto Maximilian Unbehr (Umbo), entre otros.
Los resultados son fascinantes, pues, a pesar de que los fotógrafos tuvieron una misma formación y existen rasgos parecidos en sus trabajos, es evidente el estilo de cada uno. En las fotografías de Walter Peterhans puede observarse el cuidado de la geometría y la composición con naturalezas muertas, mientras que en las obras de Ellen Auerbach, se distingue un acercamiento a la femineidad, que además expresa las demandas de su contexto.
En el trabajo de Lucia Moholy puede notarse un carácter mucho más documentalista que el de los dos fotógrafos antes mencionados, pues ella hizo, sobre todo, retratos; Umbo, por su parte, promovió la fotografía urbana y, así como Aurebach, le dio un enfoque diferente a la imagen de la mujer
Estos fotógrafos son sólo cuatro ejemplos de la vanguardia que se respiraba a principios del siglo XX. Como puede notarse, tienen estilos diferentes, pero también exponen un rasgo en común y es su formación renovadora “experimentalista”, y es que la Bauhaus, ante todo, demostró ser una institución pionera en el diseño que permitía la expresión moderna y fresca, además de exaltarla.
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